Un regalo tan precioso como el bautismo. La emoción de un nuevo camino espiritual se traduce en la elección de una inversión para el futuro del niño: por este motivo, regalar un lingote de oro significa hacer un regalo apreciado tanto por los padres como por el niño cuando crezca.
No sólo eso, este pequeño y único regalo, capaz de combinar el sabor de la tradición con la frescura de las novedades, es también un regalo perfecto para madrinas y padrinos.